8.9.14

Agronomía Tropical - El maíz: un rubro estratégico para la soberanía agroalimentaria de los venezolanos


Encontramos el siguiente artículo al que ponemos el enlace para consultarlo pues contiene información muy relevante sobre la Historia del Maíz en Venezuela y otros datos sobre la producción de Maíz en el siglo XX.



Agronomía Tropical - El maíz: un rubro estratégico para la soberanía agroalimentaria de los venezolanos


Selección del Texto: 


Historia del Maíz en Venezuela:
Cuatro períodos de poblamiento y dos grandes ejes migratorios influyeron en la conformación socio cultural y productiva del territorio. Una tricotomía cultural fue considerada en la agricultura, teniendo a la yuca y al maíz, Zea mays como los dos grandes productos agrícolas del oriente y occidente de Venezuela, a los cuales se le agregaría la papa en el sector alto de los andes.
La transición de una cultura predadora de caza y pesca a un tipo de organización más compleja y estable estuvo determinada por la introducción de la agricultura a través de la etnia Arawak (Strauss, 1992).
Ese cambio en el patrón cultural y demográfico estuvo determinado por la aparición del maíz, esto se infiere por la presencia de manos y piedras de moler. Las evidencias más antiguas en Venezuela ubican el maíz en Parmana, en el margen norte del Orinoco (Mangelsdorf y Sanoja, 1965; Galinat, 1971; Van der Merwe et al., 1981). Mangelsdorf y Sanoja (1965), también señalaron la presencia de restos arqueológicos de maíz en un sitio conocido como el Tiestal en el estado Lara, donde se encontraron fragmentos de mazorcas y granos identificados como una forma temprana de la raza pollo. Estos restos de maíz carbonizados aparecen inicialmente en la fase Corozal (800 años a. c. a 400 d. c.), continuando a través de la fase Camoruco (400 a 1.500 d. c.). La presencia de esta especie en la dieta de los pueblos prehispánicos del territorio venezolano es la explicación de la modificación de sociedades primitivas muy simples a organizaciones sociales más complejas.

La historia del territorio venezolano no comienza en Macuro, punto geográfico al que llegó Colón en su tercer viaje durante 1498, ella parte desde los inicios mismos del poblamiento y significa la consideración de al menos 25.000 años, al incluir en la historia la presencia del Homo sapiens en Venezuela (Strauss, 1992).
Cuatro períodos de poblamiento y dos grandes ejes migratorios influyeron en la conformación socio cultural y productiva del territorio. Una tricotomía cultural fue considerada en la agricultura, teniendo a la yuca y al maíz, Zea mays como los dos grandes productos agrícolas del oriente y occidente de Venezuela, a los cuales se le agregaría la papa en el sector alto de los andes.
La transición de una cultura predadora de caza y pesca a un tipo de organización más compleja y estable estuvo determinada por la introducción de la agricultura a través de la etnia Arawak (Strauss, 1992).
Ese cambio en el patrón cultural y demográfico estuvo determinado por la aparición del maíz, esto se infiere por la presencia de manos y piedras de moler. Las evidencias más antiguas en Venezuela ubican el maíz en Parmana, en el margen norte del Orinoco (Mangelsdorf y Sanoja, 1965; Galinat, 1971; Van der Merwe et al., 1981). Mangelsdorf y Sanoja (1965), también señalaron la presencia de restos arqueológicos de maíz en un sitio conocido como el Tiestal en el estado Lara, donde se encontraron fragmentos de mazorcas y granos identificados como una forma temprana de la raza pollo. Estos restos de maíz carbonizados aparecen inicialmente en la fase Corozal (800 años a. c. a 400 d. c.), continuando a través de la fase Camoruco (400 a 1.500 d. c.). La presencia de esta especie en la dieta de los pueblos prehispánicos del territorio venezolano es la explicación de la modificación de sociedades primitivas muy simples a organizaciones sociales más complejas.
El maíz fue domesticado hace aproximadamente 8.000 años en Mesoamérica (México y Guatemala). El ecosistema donde se desarrollaron los primeros tipos de maíces fue estacional (inviernos secos alternados con veranos lluviosos) y una altura de más de 1.500 m.s.n.m.; estas características también describen el área principal ocupada por los parientes más cercanos del maíz, el teocintle (Zea mays L. ssp. mexicana) y el género Tripsacum (Zea mexicana Schrader Kuntze). Al contrario del trigo (Triticum aestivum L.) y el arroz (Oryza sativa L.), el maíz ha dejado un rastro oscurecido por su complejidad, ya que no existen formas intermedias vivientes entre el maíz silvestre y las 50 variedades de maíz que han evolucionado bajo la selección agrícola en México (McClintock et al., 1981), las cuales en muchos casos aún son cultivadas allí.
El teocintle es universalmente reconocido por ser el pariente más cercano del maíz; sin embargo, lo que está poco claro es la exacta relación entre los dos. Las teorías que tienen que ver con el papel del teocintle en el origen del maíz varían de acuerdo a como se interpreta la evidencia existente. Muchos investigadores concuerdan que cualquier construcción del origen del maíz debe por lo menos contar con el teocintle. Todos reconocen que el teocintle ha contribuido significativamente a la diversidad de variedades así como a la naturaleza heterótica del maíz domesticado. El maíz de Venezuela se origina de introducciones antiguas que tienen conexión con las razas mexicanas y centro americanas Nal-Tel, Zapalote Chico, Tepecintle y Salvadoreño (McClintock et al., 1981).
La Venezuela del contacto euro americano estaba poblada en su mayor parte por grupos caribes y arawakos (Figura 1). Para ese momento, el maíz era la principal fuente de subsistencia y constituía el alimento básico, desempeñaba un papel predominante en las creencias y ceremonias religiosas como elemento decorativo de cerámicas, siendo además motivo de leyendas y tradiciones que resaltan la importancia económica, agrícola y social de su cultivo. El maíz era considerado casi como un Dios, rindiéndole culto y siendo objeto del folklore y ritos religiosos que aún perduran en el gentilicio venezolano.






Los cronistas de la época de la conquista y colonización española, informan la existencia de maíces de 3 y 4 formas y colores, los cuales eran cultivados por las etnias del valle del río Barquisimeto (Oviedos, 1824). Gumilla (1791) en su obra El Orinoco Ilustrado y Defendido, habla sobre la existencia de una singular especie de maíz que plantaron los Otomacos, Guamos y Paos, al cual llaman Onona o maíz de los 2 meses. Actualmente, este maíz es conocido como Aragüito, el cual forma parte de los 19 complejos germoplásmicos de Venezuela, descritos por Grant et al. (1965). En estos complejos se cuenta con 1.164 entradas o muestras de maíz que se conservan en el banco de germoplasma del INIACENIAP, Venezuela (Segovia et al., 2003).

DE LAS RAZAS DE MAÍZ A LOS CULTIVARES MEJORADOS
En todo el período colonial hasta mediados de la década del 40 del siglo XX, se plantaban todos los tipos de maíces descritos por Grant et al. (1965) en el territorio nacional (Figura 2), siendo parte importante de la producción y de la dieta de los venezolanos.





La modernización del cultivo del maíz comienza a partir del año 1939, con la incorporación de cultivares mejorados desarrollados por investigadores del rubro. El germoplasma base para el desarrollo de las nuevas variedades e híbridos provino de esos cultivares locales y del intercambio de líneas con Colombia, México, América Central y el Caribe.

De todo el material introducido y colectado, el germoplasma que ha sido más utilizado tanto en Venezuela como en el Caribe es el proveniente de las variedades de la raza Tuxpeño, la Cubano Amarillo y la variedad ETO.
El programa de mejoramiento genético del maíz en Venezuela se inició en el año 1939, bajo la dirección del Departamento de Genética del Instituto Experimental de Agricultura y Zootecnia, dependencia del Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), situada en la Hacienda El Valle, Distrito Federal. En las décadas del 40 y del 50 son obtenidas las primeras variedades de polinización abierta y se inicia la producción de semilla de las variedades Venezuela 1 grano amarillo y Venezuela 3 grano blanco (Figura 3), bajo la dirección del investigador Langham; Sicarigua y Sicarigua mejorado de grano blanco y Pajimaca de grano amarillo dulce, bajo la dirección del investigador Obregón (Agudelo, 1976).



El desarrollo de híbridos se inicia en la década del 50, cuando son puestos en el mercado de semillas los primeros híbridos de 3 líneas, Guaicaipuro, Mara y Tiuna (Obregón, 1959). En ese mismo período se inicia la evaluación regional de cultivares de maíz, las cuales han continuado hasta la fecha (Segovia y Alfaro, 2002). Durante las décadas del 60 y 70 (Figura 3) son liberados comercialmente los primeros híbridos dobles o de 4 líneas, donde destaca el híbrido Obregón y el Arichuna (Obregón, 1970), desarrollados por el Centro de Investigaciones Agronómicas del MAC. La selección masal continuó usándose en el mejoramiento de variedades, destacando el trabajo realizado en la variedad Antigua grupo 2 y la variedad Criollo de Falcón (Vega y Agudelo, 1972).
Hasta finales de la década del 50, la producción de maíz estaba distribuida en todo el territorio nacional, siendo los estados de mayor concentración de la producción: Guárico, Portuguesa, Zulia, Falcón, Anzoátegui y Trujillo; no obstante, el aporte porcentual de cada uno de estos estados no pasaba del 15 por ciento. En la década del 60 se inicia el Plan del Maíz, donde se incorpora definitivamente el uso de la semilla mejorada, prácticas de fertilización y mecanización en la producción del cultivo; sin embargo, la dispersión de la producción continúa y los aportes porcentuales a la superficie cosechada de cada estado aún no pasan del 15 por ciento.
El proceso de adopción de la tecnología fue lento, pero, consistente y es en las décadas del 70 y el 80 cuando se percibe el cambio en lo que respecta al uso de las tecnologías y la concentración de la superficie cosechada en los estados llaneros (Guárico, Portuguesa y Barinas); los estados Zulia, Trujillo y Falcón son desplazados como estados productores de maíz. Esta situación se mantiene similar hasta la fecha actual, adicionándose los estados Yaracuy y Bolívar.
Al revisar las estadísticas agropecuarias de superficie cosechada, producción y rendimiento, se observa que en el año 1958 la superficie cosechada fue de 297.491 hectáreas, para una producción de 357.614 t y un rendimiento 1.200 kg ha-1; en el año 2005 la superficie cosechada alcanzó la cifra de 640.066 hectáreas, la producción llegó a 2.200.000 t y el rendimiento a 3.300 kg ha-1. Los cambios significativos en esta serie en lo que respecta a rendimiento se ubican en los siguientes años: en 1988 con 1925 kg ha-1, en 1994 con 2.999 kg ha-1 y en el año 2000 con 3.500 kg ha-1 (MAC-MAT, 2003; FEDEAGRO, 2009).
En el quinquenio de 1983-1987 se presentó una expansión de la superficie cosechada, además de un incremento de los rendimientos. Es en este período cuando se incorporan nuevos genotipos, tanto del sector público como del sector privado, donde destacó el híbrido CENIAP PB-8 (Bejarano et al., 1984), el cual significó un cambio cualitativo y cuantitativo en lo que respecta a producción de semilla, producción de grano y eficiencia molinera. Este híbrido abarcó aproximadamente el 80% de la superficie nacional cosechada (Segovia et al., 1990).
Para 1988 todo el acervo científico-tecnológico disponible se incorpora a la producción moderna del maíz, con la inclusión de híbridos del sector público, privado nacional y transnacional. Adicionalmente, las asociaciones de productores formadas en los estados Portuguesa, Guárico y Bolívar comienzan a jugar un papel importante en la organización y gestión de la producción. Es en este mismo año cuando se inicia la apertura comercial agrícola, trayendo como consecuencia la ampliación de la oferta de material híbrido proveniente de las transnacionales, todo ello tuvo repercusión en los años sucesivos.




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